lunes, 6 de mayo de 2013

CON LA CARA BIEN ALTA

 

(Burriana 4-1 Onda Alevin C)


  

A los 15 segundos el Alevín del Onda ya perdía 1-0 contra el líder, Burriana. Recordábamos perfectamente lo que pasó en el partido de la primera vuelta. Debíamos evitar que se pusieran por delante en el marcador ya que una vez ahí, ellos se desenvolvían "muy bien". Así lo demostraron.

Desde los 15 segundos de juego el Burriana perdió todo el tiempo que le permitió el árbitro. Y creedme, fue muchísimo. Exactamente, todo el que quisieron.

Sin dejar a un lado la lejanía en nuestro juego de cada semana, los primeros 30 minutos fueron para olvidar. El equipo no encontró su sitio en ningún momento. No nos lo iban a poner fácil, lo sabíamos. Pero quizás no pensábamos que nos lo pusieran tan complicado.

Así, a los 10 minutos, el Almazora hizo el segundo gol en la salida de un córner y con algo de fortuna. Ahora sí que disfrutaban los locales dejando pasar balones, desatándose cordones para volvérselos a atar y volvérselos a desatar (hasta en 8 ocasiones), lanzándose al suelo (en ocasiones) sin daño aparente (9 veces tuvo que entrar el entrenador rival al campo a atender a alguno de sus pupilos)... Lo que está claro es que eso no lo pueden pensar los niños por sí solos. Los niños hacen lo que ven, lo que se les enseña.

Mientras el Onda tiraba el balón fuera cada vez que el Burriana caía al suelo, el Burriana no dejaba de aprovecharse de esta situación sin importarle el resultado abultado o la esencia por la cual participan los niños en un campeonato de fútbol: para JUGAR. Ganar si se puede. Pero sobre todo jugar. Jugar el máximo posible.

Llegó el minuto 30, el descanso, y los locales ya ganaban 3-0. El último gol, tras contragolpe que el delantero definió perfectamente por el primer palo.

El Burriana, salvo debacle, tenía su liga en el bolsillo. Con tres goles de ventaja y solo una parte por jugar, se antojaba más que hecho. Más cuando a los 45 segundos de la segunda mitad, en otro saque de esquina, hacían el cuarto.

Con todo de cara para ganar el campeonato, el Burriana no cambió ni un ápice. La verdad, tampoco esperábamos, visto lo visto, que esto sucediera.

Sí cambió la actitud de un Onda herido en su orgullo. Que intentó por todos los medios recortar ese resultado y cambiar su imagen. Musta, de lanzamiento de falta directo, acortaría distancias. Pero no sería el gol lo que lavaría esa imagen. La actitud y el compromiso en un partido tan cuesta arriba, con tantos parones e interrupciones y con árbitro permisivo hasta la saciedad, es de agradecer y elogiar. El Onda regaló muchos minutos, pero también demostró otros tantos que es un equipo difícil de batir.

Quién me conozca un poco sabe de lo exigente conmigo mismo y con mis jugadores que, en ocasiones, he llegado a ser. De ahí que estas palabras no vengan simplemente del dolor de haber perdido un partido. En ocasiones hemos incluso ganado y yo he hecho esta crónica diciendo lo mal que lo hemos hecho. No se me caen por ello los anillos. Quizás el error es creer que cualquiera quiere que su equipo juegue, por encima de todo.

Para acabar la Liga, debemos realizar los 60 minutos que restan cómo el segundo tiempo en Burriana.